También disponible en Spotify - YouTube - Apple.
En este episodio comparto mi experiencia tras haber hecho un experimento bastante loco: pasar 7 días comiendo exclusivamente azúcar, sin grasa ni proteína (excepto un poco de proteína magra por la noche). No lo hice para perder peso ni para mejorar mi salud, sino para observar cómo respondía mi cuerpo y mi mente ante este tipo de alimentación. A continuación, explico los motivos, lo bueno, lo malo y las conclusiones que saco de esta semana tan peculiar.
Resumen artificial de este episodio
Por qué hice este experimento
Lo planteé como una especie de “ayuno de micronutrientes”, no calórico.
Quería observar mi reacción física y emocional ante alimentos que hace años que no consumo.
Me interesaba explorar esa relación con comidas tipo chuches, mermeladas, frutas en exceso… como las que se le dan a los niños sin pensar demasiado.
No lo alargué más de 7 días porque sé que no es una dieta sana, y tampoco quería perder masa muscular, ya que soy ectomorfo y entreno con regularidad.
También quería comprobar por mí mismo que los carbohidratos no engordan per se, sino que es el contexto el que importa.
Lo malo de comer solo azúcar
Tener que comer todo el rato
Tuve que estar comiendo constantemente. Sentía una especie de hambre permanente, más incluso que cuando hago ayunos de uno o dos días. Comía hasta estar lleno físicamente, pero no saciado. Al cabo de una hora ya volvía a pensar en comida. Esa sensación de “barriga llena, pero cerebro vacío” fue bastante incómoda.
Hambre mental y dependencia
Este tipo de alimentación me hizo sentir esclavo de la comida. Tenía que pensar en qué comer, prepararlo, comprarlo, limpiarlo… todo el tiempo giraba en torno a eso.
Pérdida de peso involuntaria
A pesar de comer cantidades enormes de comida, perdí algo de peso. Esto refuerza la idea de que esta dieta podría servir para perder grasa rápidamente, aunque no sea en absoluto saludable.
Pesticidas por todas partes
Comer tanta fruta, de tantos orígenes diferentes y sin poder garantizar que fuera orgánica, hizo que me metiera un buen cóctel de pesticidas, insecticidas y funguicidas. Aunque lavaba bien todo, soy consciente de que no pude evitarlo del todo.
Cuesta un dineral
Comer muchas veces al día, aunque sea fruta y cosas simples, sale muy caro. Me di cuenta de que, incluso comprando productos de alta calidad, mi dieta carnívora con una sola comida al día me resulta mucho más barata.
Ir al baño sin parar
Sentía la necesidad constante de orinar, incluso por la noche. Me levantaba hasta tres veces algunas noches, algo muy alejado de lo que me pasa con mi dieta habitual.
Sueño de peor calidad
No creo que fuera por los carbohidratos en sí, pero el hecho de orinar tanto durante la noche me interrumpía el sueño. Normalmente me levanto una vez por noche, pero esta semana fueron varias veces. Esto me hizo valorar aún más los días en los que duermo del tirón.
Palpitaciones y ansiedad
Durante los días en los que incluí mermeladas con azúcar añadido, tuve episodios de palpitaciones en el gimnasio que me preocuparon bastante. Me sentía como con una especie de ansiedad física, como si el cuerpo estuviera demasiado acelerado.
Preocupación por los dientes
Aunque uso una receta propia para lavarme los dientes con aceite de coco y cremor tártaro, noté que pensaba constantemente en las caries. Beber poca agua también influye, y el hecho de comer constantemente alimentos dulces no ayuda.
Lo bueno que me llevé del experimento
Energía constante
Tuve energía constante todo el día. No noté bajones fuertes como los que pueden aparecer cuando se mezclan carbohidratos con grasas o proteínas. Lo interesante es que esta energía me duraba también por la noche, lo cual tiene su parte negativa porque me costaba más dormirme.
Más rendimiento entrenando
Noté más motivación y capacidad de hacer más volumen de entrenamiento en el gimnasio. Es algo que me planteo aprovechar de forma puntual en el futuro si tengo alguna competición o esfuerzo físico puntual.
Aumento de energía social
Me sentí más social. Hablaba más con desconocidos, con chicas en el gimnasio, con camareras… Me recordaba a una etapa pasada en la que hacía animal based con una comida al día y notaba lo mismo al incorporar algo de arroz o patata. Es como si los carbohidratos estimularan cierta apertura social. No he visto a nadie hablar de esto, pero creo que es una hipótesis interesante para seguir explorando.
Lo más importante que he aprendido
Este experimento me ha hecho reafirmarme en que no necesito el azúcar ni quiero vivir pendiente todo el día de qué como, cuándo como o si tengo que cocinar algo.
Me ha motivado aún más a seguir con mi dieta carnívora, flexible según mi entrenamiento, basada en grasas, proteína y prácticamente cero carbohidratos.
Quiero seguir experimentando con la incorporación puntual de almidones y observar su efecto sobre mi energía, sueño y sociabilidad.
También quiero trabajar el tema de no levantarme por la noche a orinar, que sé que influye mucho en mi descanso.
Este experimento me ha servido como punto de partida para nuevas líneas de investigación personal. Le he puesto el nombre de Biopotencial a este proyecto porque no hablo desde la perfección ni desde el físico perfecto, sino desde la búsqueda de mi mejor versión física, mental y social. Iré compartiendo todo este camino por aquí.